- Ropa de color
- Detergente para ropa de color o ropa negra (según el caso)
- Producto antitransferente (ya sea en forma de toallitas o líquido)
- Suavizante
PROCEDIMIENTO:
Separa colores fríos, cálidos y oscuros: tenemos que
procurar lavar por separado las prendas de la gama de los cálidos
-rojo, rosa, naranja, amarillo- de los fríos, como los azules y verdes,
por ejemplo. Dependiendo de las tonalidades de la ropa, habrá prendas de
colores más claros y otros más oscuros: haz dos montones y distribuye
las prendas cuyos colores puedan convivir mejor. Las de color negro,
obviamente, tienen que ir en un bombo aparte.
No mezcles texturas: intenta que las prendas que lavas
juntas sean de los mismos tejidos. Por ejemplo, los pantalones vaqueros
todos juntos, las toallas por separado y las prendas de algodón aparte.
Lava siempre con agua fría o templada y un detergente especial:
la baja temperatura es mucho menos agresiva con los colores y evita
desteñidos y mezclas no deseadas. Algo a lo que también contribuyen los
detergentes específicos para color, más suaves y con componentes que
preservan la calidad de los colores de las prendas.
En ocasiones, será muy recomendable el uso de toallitas o líquidos antitransferentes para evitar que colores intensos pasen de unas prendas a otras. Algo frecuente cuando lavamos tejidos de colores vivos por primera vez.
En verano, aprovecha el centrifugado corto: el
centrifugado afecta mucho a la textura de las prendas, y por ende a sus
colores. Pero con el buen tiempo, en primavera y verano, podemos
permitirnos el lujo de no hacer el centrifugado largo. De este modo también ahorramos agua y energía.
Tiende rápidamente y en sombra: el contacto directo con
el sol también perjudica el aspecto de los colores, por eso es
aconsejable tender la ropa en sombra y en un lugar aireado, para
neutralizar el olor a humedad y que las prendas se sequen con más
rapidez.
Adaptado de: blog.flota.es