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lunes, 23 de marzo de 2020

PRÁCTICA Nº 40: LIMPIEZA DE TECHOS Y LÁMPARAS

LIMPIEZA DE TECHOS:


Materiales:
  • Escoba.
  • Trapo seco o gamuza para la escoba.
  • Producto fungicida.
  • Bayeta
  • Vinagre 
  • Agua
Procedimiento:
En caso de que tu techo sea de pintura como el de la mayoría de hogares, entonces simplemente necesitas un trapo seco o gamuza, que cubra la escoba, para limpiarlo. 

Generalmente, la pintura de los techos no son lavables por lo que el trapo debe estar seco. Solo en caso de que el techo presente manchas de humedad se aplicará algún producto fungicida y posteriormente se dará una mano de pintura.
Si el techo tiene señales de manchas de tabaco o comida, entonces deberás pasar una bayeta con agua templada y vinagre. Lo más seguro es que al limpiar, la pintura se haya disuelto por lo que tendrás que pintarlo para cubrir el daño.

LIMPIEZA DE LÁMPARAS: 

Hay elementos del hogar que a veces pasan desapercibidos a la hora de calzarse los guantes y coger el plumero. Más allá de las cosas que solemos limpiar habitualmente, las lámparas, sobre todo las de techo, no suelen captar mucho nuestra atención en cuanto a la suciedad se refiere.
La acumulación de polvo en bombillas y pantallas originan la pérdida parcial de luminosidad, algo que puede ser un fastidio y además engrosa la factura de la luz.

Así, lo primero y más importante es afanarse en la tarea cuando las lámparas estén frías. Las bombillas se tienen que limpiar con un trapo húmedo cuando estén apagadas y sin calor. En cuanto a la estructura veamos los distintos tipos:

Lámparas de cristal

Para acabar con la suciedad en las luminarias de cristal lo mejor es empapar un trapo con producto específico. Otra idea es usar amoniaco, muy efectivo con la suciedad. Finalmente, tras quitar el polvo y las manchas, lo mejor es pasar un trapo limpio para dar brillo.

Lámparas de araña

Una mezcla de alcohol, jabón y agua es perfecta para ponerse con la infinidad de piezas de una luminaria de este tipo. Se pone en un rociador y se extiende por toda la lámpara para después pasar un trapo limpio y seco por cada una de las superficies.

Lámparas de acero inoxidable

En esta superficie lo más efectivo es una mezcla de amoniaco y agua. También con un pulverizador, se rocía para después pasar un trapo limpio. Hay que dejar secar bien antes de volver a activar la electricidad.

Lámparas con tulipa en la cocina

Las luminarias que se encuentran en espacios como la cocina, además de polvo, recogen la grasa de los vapores de los fogones. Un producto quitagrasa o una mezcla de agua y amoniaco es lo idóneo para decir adiós a la grasa.

Lámparas halógenas

Este tipo de luminaria se tiene que limpiar con un trapo de algodón totalmente seco. Esto último es muy importante. No puede estar mojado.

Lámparas de papel

La mejor forma de dejarlas impolutas es quitando primero el polvo con un paño seco para después pasar una goma de borrar blanda por toda la superficie.




 

PRÁCTICA Nº 39: LIMPIEZA DE PUERTAS DE MADERA

El contacto continuo con manos y polvo es el principal enemigo de las puertas de tu casa. Es una tarea que debe realizarse con regularidad, para evitar que presenten un mal aspecto en el hogar.

Si lo haces así, también vas a contribuir a alargar la vida de tus puertas.

Si bien cada tipo de puerta necesita un mantenimiento distinto, en función del tipo de acabado (de madera maciza, lacada, chapada, etc). En este caso, vamos a describir un procedimiento más o menos estándar para cualquier tipo de material. Lo importante es no usar nunca productos abrasivos ni un exceso de agua que puedan dañarla.

Materiales:
  • Agua templada
  • Jabón neutro para madera
  • Barreño o cubo pequeño
  • Paños de microfibra
  • Amoníaco
  • Escalera
 Procedimiento:
  • Lo primero que debes hacer es retirar todo el exceso de polvo de la puerta. Tomamos un trapo seco y lo pasamos alrededor de toda la puerta empezando como siempre por la parte superior.
  • Rellena un barreño o cubo pequeño con agua templada, y agrega un tapón de jabón neutro para madera.
  • Con la puerta cerrada, comienza limpiando todos los marcos y a continuación, abre la puerta y limpia todos los costados. Insiste especialmente en el costado superior que suele ser el que más polvo concentra.
  • Después, continua limpiando el resto de la puerta desde la parte de arriba hacia abajo. Y seca con una gamuza de algodón o paño de microfibra.
  • Si observas que la suciedad está muy pegada y no ha sido suficiente el agua con el jabón. Utiliza un poco de amoniaco diluido en agua.
  • Restriega todas las áreas de la puerta siempre en dirección de las líneas de la madera.
  • Asegúrate de abrir las ventanas por precaución con el olor del amoniaco.
  • Por último, desinfecta algunas áreas de la puerta: Algunas partes de la puerta como manillas y pomos se contagian fácilmente de gérmenes y bacterias, sobre todo las puertas de cocinas y baños. Para ello, usa un poco de amoniaco diluido en agua o alcohol sanitario.